Cuando la publicidad se trata como arte

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Los responsables de ROA nos explican cómo se hizo su nueva e innovadora campaña publicitaria
Dicen que la publicidad es tan antigua como el hombre. La historia nos recuerda que en la antigua Babilonia, unos 3.000 años antes de Cristo, ya se escribían en tablillas de arcilla inscripciones para un comerciante de ungüentos.
Desde Tebas a Pompeya, de donde rescataron anuncios publicitarios destinados a vendedores de vino, panaderos, joyeros, o tejedores, entre otros, a la antigua Roma, donde nacería el “libellus”, el actual cartel, una frase, un eslogan, un impacto, son los métodos para conseguir el fin, incentivar y por tanto incrementar el consumo de un producto o servicios ofrecidos a través de los medios de comunicación por los profesionales de cada sector.
De esto saben mucho y bien en la firma Roa, una empresa joven pero con más de cincuenta años de experiencia en el sector textil, que nos viene sorprendiendo cada año con sus campaña publicitarias. Si a nivel del territorio español nadie ha escapado a los comentarios del anuncio de la lotería navideña, en el colectivo festivo, la apuesta publicitaria de la firma valenciana ha supuesto todo un vendaval de aire fresco.
Para Vicente Pérez, gerente de la empresa ubicada en pleno corazón de la ciudad de Valencia, el reto se inició cuando hace seis años se adentraron de lleno en el sector de la indumentaria valenciana. La apuesta publicitaria sería hace tres años: “Quisimos buscar la diferenciación, aportar una visión más joven. La empresa se conocía pero no con esta especialización. Con esa idea en la cabeza nos pusimos en manos de una agencia y un estudio que nos aportara esa imagen que buscábamos”.
Haciendo suyas una de las frases del gran gurú de la publicidad David Ogilvy, “dentro de cada marca hay un producto, pero no todos los productos son marcas”, se pusieron manos a la obra, y para ello contaría con el mejor asesoramiento posible, su esposa, Chelo Miralles, quien conocedora en profundidad del mundo de la moda, de la pasarela, le daría ese plus añadido a la nueva visión de la marca.
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 El blanco como fondo inmaculado, una visión minimalista, y la luz de las modelos rodeadas de elegantes telas, marcarían una imagen que emularían posteriormente diferentes firmas.
Roa ya no era simplemente una empresa textil donde la ropa de hogar era primordialmente el referente de las dependencias de la calle Periodista Azzati. Las mejores firmas, diseños exclusivos, una gran variedad al precio más competitivo, junto a la atención personalizada marca de la casa, abrían en sus más de 350 metros cuadrados unas remozadas instalaciones fruto del proceso de cambio cuya imagen de marca englobaría estos conceptos.
“Apostamos por una campaña no muy exagerada que tendría su continuación el pasado año con la fotografía de Laura Caballero, y cuando parecían que se agotaban las ideas surgiría la imagen de este año”.
Para ella se conjuntaría nuevamente todo un equipo de lujo. Miguel Vidagany al frente de la dirección artística, la peluquería y el maquillaje; Arturo Laso Martínez como asistente, y Cayetano González Capella como fotógrafo, darían con la imagen más impactante de las vistas en los últimos años.
“En este caso en particular la idea surgió del director artístico, Miguel Vidagany, con él y con el asesoramiento del fotógrafo Cayetano González quisimos recrear una falla, la ilusión del ambiente fallero, resaltando la escena de la Batalla de Flores, siendo protagonista nuestros modelos, que simbolizan la apuesta por la indumentaria tanto femenina como masculina”.
En una empresa joven y dinámica las redes sociales adquieren un protagonismo incuestionable, y desde ella se lanzó la campaña “Buscamos nuestra Fallera Mayor”. Más de 250 chicas contestaron a la llamada, teniendo que hacer una preselección donde quedarían 80 de ellas. De ella saldría la guapísima modelo Marina López, fallera y lógicamente clienta de ROA. Junto a ella, la imagen masculina de Pepe Miralles, quien en simbiosis con su “partner” luce un tatuaje del dibujo que lleva en la seda Marina.
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 En una época donde la crisis está causando estragos, la firma valenciana apostaba por una inversión acorde a los tiempos, externalizando los servicios de promociones, una presencia constante y propia en redes sociales, y una imagen diferente, “agresiva” para algunos publicitariamente hablando, pero cuya finalidad es incuestionable, así como el resultado obtenido.
“Buscábamos primeramente darnos a conocer, y posteriormente una imagen de marca. Desde el lado empresarial, y en un sector como la indumentaria, el retorno de la inversión es en ocasiones muy difícil de computar, pero realmente lo estamos consiguiendo. Nuestra presencia en redes no se basa en rebotar o compartir, generamos nuestras propias noticias”.
Un cúmulo de circunstancias concienzudamente planificadas que han hecho crecer de forma paulatina a la empresa textil, dando la posibilidad de ampliar la oferta y calidad de sus productos, algo que en ocasiones va directamente ligado al precio final.
“Desde ROA no se ha querido elevar los precios, no se hizo con la subida del IVA y tampoco se ha hecho posteriormente. Preferimos tener unos márgenes inferiores compensado con la mayor cantidad de clientes que se acercan a nuestra tienda”.
Una apuesta por el arte, por la calidad, la elegancia, y la belleza, bajo un concepto empresarial actual que les está abriendo las puertas de todos los mercados. Falleras, Belleas, incluso los Moros y Cristianos tienen en ROA un punto de encuentro, y todo ello proyectado desde una imagen propia de la época en la que vivimos, donde la imaginación marca la diferencia, y recordando nuevamente al gran maestro del marketing, David Ogilvy: “Las mejores ideas vienen como chistes. Haz tus pensamientos tan divertidos como puedas”.

Julio Fontán, Miércoles, 15 de Enero de 2014

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